domingo, 11 de junio de 2017

Hablemos de humor 4




Los gestos son formas de expresión basadas en movimientos, actitudes y mímicas que no incluyen la palabra aunque pueden comprender chasquidos o sonidos guturales.

El investigador Albert Mehrabian descompuso en porcentajes un mensaje. Según sus estudios estadísticos, el 7% de un mensaje suele ser verbal, el 38% vocal (tono y matices) y un 55% está compuesto por señales y gestos. Según el investigador, el componente verbal se utiliza para comunicar información y el no verbal para comunicar estados de ánimo y actitudes personales.

El gesto es, por tanto, una manifestación corporal de un estado de ánimo, de una actitud, o el deseo de enfatizar una idea. Puede realizarse con distintas partes del cuerpo: la boca, las manos, las cejas, las piernas, los pies… y existe una manifestación en la postura corporal que involucra gestos de todo el cuerpo.


Los gestos pueden llegar a darnos una idea de la personalidad de un individuo. A ejemplo, y por aquello de estar al día, he aquí lo que expertos en lenguaje corporal comentan sobre el primer viaje oficial de Donald Trump al extranjero:
Trump fue visto empujando al primer ministro de Montenegro, Dusko Markovic, en el cuartel general de la OTAN en Italia para situarse delante de él, en primera fila, con alzamiento de barbilla y ajuste de pechera.

Según Judi James, experta en lenguaje corporal, ese gesto indica la lucha por estar al frente: ganar uno de los roles principales en el mundo no parece haber detenido su necesidad de reafirmar su poder alfa en cada ocasión. La gente tiende a disculparse o incluso explica sus acciones en una forma no verbal después de empujar a otro. A partir del lenguaje corporal de Trump tras el empujón se puede decir que él parece creer que el estatus de mandamás es su derecho.

El movimiento de agarrar y jalar y el apretón de manos con los nudillos blancos, marca registrada de Trump, han sido calificados por los expertos como intimidantes, agresivos y horribles de ver. Parece que Trump ha convertido sus rituales de saludo político en un campo de batalla.


Dejando a un lado la política para entrar en el tema del humor (aunque no hay ninguna valla que separe las dos cosas y se suelen confundir) un solo gesto no va a decir mucho de un personaje ni va a ser motivo de humor. Una serie de gestos o un gesto repetitivo ante una situación determinada, sí.

Para que los gestos de un personaje den lugar a una escena de humor, estos deben ser la combinación de una serie de posiciones concretas vistas, además, a cámara lenta. Debemos fijarnos en todos los detalles y transcribirlos exagerando allí donde sea posible.


Un ejemplo ilustrativo de lo que acabamos de decir lo tenemos al alcance de la mano si viajamos a Italia. El italiano es un idioma poco hablado en el mundo y la explicación es muy sencilla: ¡no les hace falta utilizarlo!
Los italianos gesticulan tanto que se les entiende en cualquier parte del mundo sin necesidad de que abran la boca.

Ha llegado el momento perfecto para hacer referencia a un reportaje multimedia (When Italians Chat…) que apareció en el New York Times en Junio de 2013 en el que se comentan los gestos que hacen los italianos cuando hablan, aquí van algunos de ellos



Che cosa fai? ¿Qué haces?


Une las puntas de los dedos de tu mano derecha y apunta con ellos hacia arriba. Mueve la mano en forma ascendente y descendente. Este gesto popularmente llamado “la pigna” es uno de los clásicos del italiano.


Chi se ne frega! ¡A quien le importa!


Extiende tu dedo índice y corazón juntos. Apoya los dedos en el inicio del cuello con la palma de la mano mirando hacia tu garganta. Roza la parte de abajo de la mandíbula inferior “rascando” con las uñas de esos dedos hacia adelante.


¡Straordinario!


Levanta la mano dejando el codo doblado en un ángulo de 90 grados. Separa delicadamente los dedos formando una espiral con ellos, como si estuvieras sosteniendo algo frágil o a punto de cambiar una bombilla gigante sobre tu cabeza. Haz girar la muñeca mientras pones los ojos en blanco.


¿Sí o no?


Cierra tu mano y extiende el dedo índice y el pulgar en sentidos contrarios. Gira la muñeca y la mano como si estuvieras desenroscando una tuerca gigante. Puedes doblar ligeramente el dedo índice para darle mayor dramatismo a la frase.


Ho una fame da lupo! ¡Qué hambre tengo!


Extiende tu mano como si fueras un karateka a punto de destrozar una pila de tablas de madera. Concéntrate. Lleva tu mano hacia el estómago y golpéate con el canto del dedo índice (deberás doblar levemente el pulgar hacia abajo). Este gesto es inequívoco: es hora de comer


¡Che barba…! ¡Qué aburrimiento!


Ahora, con la mano extendida como en el gesto anterior, colócala con la palma hacia arriba. Mueve la mano de arriba a abajo desde la altura de la garganta hasta la mitad del pecho y repite 2 o 3 veces.


El autor del reportaje ha convertido al hombre en una marioneta y, utilizando la herramienta de la exageración y de la comparación, ha descrito a cámara lenta todos y cada uno de los movimientos necesarios para reproducir el gesto.


Las actitudes

La actitud frente a una situación determinada o ante los demás personajes puede dar origen a una sonrisa sobre todo si el momento es inesperado o repetitivo.
La sonrisa será aún mayor si, conociendo al personaje, dicha actitud es en realidad la más lógica que podría tener en esa determinada situación.

Aquí aparecen dos herramientas más, LO INESPERADO Y LA REPETICIÓN. Veamos unos ejemplos:
Una mujer frunce el ceño, cierra los ojos o patalea cuando alguien habla de futbol. Su actitud es la del enfado, odia ese deporte y no puede oír hablar de él. Pero a nadie le producirá risa porque en una mujer, esa reacción, es bastante normal.

Pero si lo hace un hombre que durante todo el año lleva puesta la bufanda del Barcelona, su actitud nos sorprende (lo inesperado). Eso puede llevarnos a sonreír si sabemos que el hombre nunca se quita dicha prenda y que la lleva puesta simplemente porque la armonía de azules y morados le ayuda a superar la negatividad de su carácter.

El asunto será aún más gracioso si el personaje considera el deporte una perdida de tiempo y solo acepta el ajedrez como pasatiempo. Si las personas que va conociendo a lo largo de la historia le hablan de futbol, por aquello de empezar con buen pie, y el protagonista repite la pataleta, estaremos usando la herramienta de la repetición. No hay que abusar de ella, con repetirla tres veces a lo largo de la novela será suficiente.


—El ejemplo es algo simplón.

—Ya, pero lo importante es que aclara el asunto ¿O no?

—¡Sí! Pero la pataleta no es la respuesta más lógica.

—¿Te parecería más lógico que el personaje cerrara los puños, mirara hacia el cielo y bufara como un rinoceronte cabreado?

—Tal vez.

—Vale, antes de colgar el artículo prometo cambiarlo.


Ya hemos dicho que ciertos gestos definen a un personaje pero no debemos olvidar que también hay gestos comunes para cada tipo de personaje y si queremos que la figura parezca real no debemos de olvidarlos en ningún momento.

Una vez establecida la figura con su punto de enfoque, sus particularidades físicas, sus defectos, sus virtudes y sus gestos particulares debemos de tener claros los gestos comunes de ese tipo de personaje. Un vago no se levanta de la cama de la misma forma que lo hace un hiperactivo o un goloso no come del mismo modo que un inapetente o un tímido no habla como un prepotente.

Crear un personaje es como dar vida a un muñeco y debemos saber cómo reaccionará frente a lo cotidiano.

Si el personaje pretende ser cómico, cuando su respuesta es la esperada, debemos de exagerarla al máximo:
El vago moverá los dedos de los pies después de la tercera vez que suena el despertador, mientras que el hiperactivo ya estará vestido y llevará tres segundos con el dedo en el aire, listo para parar la alarma en el momento en que suene.

Pero si esa mañana el vago tiene que levantarse para ver la carrera de Formula 1, cómodamente tendido en el sofá, dejará estupefacta a su mujer del brinco que pegará en la cama.


—Perdona, pero el vago no ve la carrera de Formula 1 en directo,
para ellos está el diferido.

—Veo que vas pillando bien el asunto…

—¿Estás en plan irónico o buscas una vía de escape?

—Ironía, Quién... ¿Yo? ¡Pero si aún no hemos llegado a esa parte!

—¡Ya!


Ejercicio: estudiar la respuesta de los personajes tipo que nos persiguen desde la primera entrada frente a acciones cotidianas, sin perder de vista el enfoque del personaje, y describir, a cámara lenta, todos los gestos.

Anotad en una columna la reacción esperada y en otra la contraria sin olvidar la exageración y recordando lo del número tres.

Para facilitar el trabajo podemos estudiar al mismo tiempo dos personajes opuestos, la reacción esperada de uno de ellos es la inesperada del otro, el vago y el hiperactivo, el avaro y el generoso, el gordo y el flaco…

Para encontrar acciones comunes podemos desmenuzar lo que solemos hacer en casa, en el trabajo y durante el tiempo de ocio (playa, monte, cine, restaurante…)

Y ya que estamos no estaría mal observarnos a nosotros mismos, nuestras propias acciones. Definiríamos así nuestras peculiaridades, nuestro personaje tipo, nuestro enfoque, nuestros gestos…en fin, nuestro lado cómico.


—Yo no tengo lado cómico.

—Eso ya lo sabía. Pero eso no significa que no seas
cómico para los demás…

El vago (el eterno parado) y el hiperactivo (el deportista)





—¡Ya tengo tu mote, tus defectos y tu enfoque!

—¿No has psicoanalizado tu parte cómica?

—Ya te he dicho que no tengo.

—Pues entonces eres un personaje ideal.

—¿Tengo que esconder la cajita de sentimientos?

—Probablemente.

La seriedad es una característica común a varios personajes tipo, puede expresar falta de alegría o actitud responsable en una situación particular o en todo momento.

Cuando esta característica es constante puede ser causada por timidez, introversión, pesimismo, baja autoestima, tristeza, nostalgia, dolor y amargura. En este caso, la seriedad puede ser punto de enfoque interesante para un personaje.

Puede ser externa, aparente, puede que esconda a una persona con sentido del humor. En este caso, el humor suele ser irónico y sarcástico (Doctor House) o puede abarcar el universo completo como en el caso de los personajes que encarna Clint Eastwood.

Serio no significa ni insensible ni frío, los sentimientos están ahí pero no se exteriorizan.
Serio no significa que no disfrute del humor, simplemente no lo demuestra con la risa.
Serio significa que no dejará que las cosas fluyan, no se prestará a novedades ni a excentricidades.
Seriedad = herramienta contra la vulnerabilidad


—¡Claro que disfruto del humor, si no, no estaría aquí! Lo que
ocurre es que solo me gusta el humor bien planteado.

—Bueno, creo que en eso también estamos de acuerdo los que
no somos tan serios como tú.
—Además lo de la vulnerabilidad es una chorrada y no estoy de
acuerdo con lo de la baja estima, las personas
serias nos distanciamos de los demás debido a la superficialidad
reinante en el mundo.

—¿Y no lo puedes hacer con una sonrisa?

—No, porque en ese caso me estaría riendo de los demás. ¡Qué vas
a saber tú sobre personas serias!
Todos opinan sobre lo que no conocen y así nos va.

—Entonces añadiremos a la lista que las personas serias se distancian
de los demás porque se sienten diferentes.

—No sé lo que opinan los demás pero en mi caso no es que me sienta
diferente, ¡es qué soy diferente!

—Ya veo, creo que en el eneagrama serías el personaje líder.

—De chorrada en chorrada… ¿Es que no puedes ser un poco más
seria ni por un momento?

—Es que abrazo plenamente la teoría del Play.

—No tienes remedio. A ver las majaderías que nos cuentas
en la próxima entrada.

—Te gustará, trataremos la apariencia del personaje y
hablaremos de Cantinflas.

—¿No podríamos hablar de Eugenio, el humorista catalán?

—Muy buen ejemplo de un personaje serio que esconde un gran
sentido del humor. Gracias por la aportación.

—¡Si no estuviese yo aquí no sé cómo acabaría esto! Ya me lo
puedes agradecer bien. Y el sarcasmo ¿para cuándo?

—Veo que tú tampoco tienes remedio, lo siento tendrás
que tener un poco más de paciencia.

4 comentarios:

  1. Nunca se me hubiera ocurrido pensar que existe teoría sobre la forma de expresar el humor en literatura, pero desde luego tiene su lógica. Me parece muy interesante, paola, y también muy complicado. ¡Todos los días se aprende algo nuevo!

    Un abrazo.

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  2. Gracias, Julia

    En las artes todo tiene una técnica específica que se puede aprender y llegar a dominar. Luego está la maestría que o se tiene o no hay nada que hacer...

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  3. Desde luego, definir y conocer a tu/s personaje/s es clave a la hora de darles credibilidad. Lo realmente difícil, a mi entender, es cuando el carácter de ese personaje está en las antípodas de la forma de ser del autor. Es de suponer que habrán incompatibilidades. Debe existir una cierta afinidad entre autor y protagonista. Un autor que no tenga sentido del humor no podrá escribir jamás una historia humorística, digo yo. ¿O sí?
    Excelente entrada, Paola.
    Un abrazo.

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    1. Hola Josep
      Lo que planteas es muy interesante. Desde luego hay que tener sentido del humor para conseguir hacer reír pero en cuanto a lo de los personajes pienso que es al contrario: tú no sabes porque eres gracioso para los demás por lo tanto hacer humor con alguien parecido a ti es difícil. Por otro lado ves los detalles graciosos en personas distintas a ti y te das cuenta de qué le hace gracia a los demás de ese personaje. Para hacer humor con un personaje que se parece a ti, tienes que haberte estudiado muy bien y eso no siempre es fácil.

      Gracias por pasarte y sobre todo por participar. Charlando es como más se aprende.

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