
Cinco de la mañana. Aeropuerto de Valencia.
—Tranquila mamá, verás que todo irá bien — susurra mi hijo y me aprieta las manos.
El avión despega y no consigo pensar.
Diez treinta. Estación de Milán.
Gente corriendo. Arranca el tren para Génova. Miro por la ventanilla...