Al despertar noto que la
capa de gris con la que han pintado el cielo esta mañana es tan densa que
ha descendido hasta la superficie en forma de partículas diminutas. Como gas venenoso se ha colado entre las rendijas de las ventanas y la he respirado mientras
dormía plácidamente mi sueño de recién jubilada. Ni ganas tengo de levantarme.
Me asomo a la cristalera que da al exterior y observo que Danilo ya luce el mono de trabajo y que
con brío inusitado hinca el pico en la dura tierra. A él le gustan los días
nublados al igual que la comida de cuchara y los documentales de “la dos”, tres
cosas que me ponen de mal humor por el mismo
motivo.
La idea inicial del abordaje de esta nueva etapa de la vida se basaba en que dispondríamos de todo
nuestro tiempo para conocer lugares, descubrir países,
probar cosas diferentes y dejarnos llevar por los aromas embriagadores de las
flores silvestres o de los mares remotos. Pero la pandemia del coronavirus no
solo ha paralizado el mundo, sino que ha atizado un golpe mortal a nuestros planes
y nos ha dejado atados al terruño y encerrados en nuestra casa de campo por
tiempo indefinido.
El emocionante proyecto que suple ahora nuestros sueños consiste, según Danilo, en remover con el pico la tierra que circunda la casa y transformarla, pala mediante, en substrato adecuado para un huerto.
Montañas de tierra y socavones con el mismo volumen
de capacidad son ahora nuestro horizonte, y lo son en ambos sentidos de la
palabra, pues se supone que el siguiente paso será enriquecer los montículos con
la aportación de sacas y sacas de caca de cabra que nos han costado un riñón y
que en estos momentos aromatizan el ambiente.
Sin sol no hay vida, digo
como una forma cualquiera de dar los buenos días, al acercarme a él. ¡Pues mira los
nórdicos, vivitos y coleando!, contesta Danilo y sigue con lo suyo. Ya los veo, vienen todos aquí en
cuanto juntan dos días seguidos de vacaciones, añado mientras voy a hacer café
y le dejo a sus menesteres.
No sé si habrá algún estudio
científico al respecto, pero estoy convencida de que el aroma del negro caldo
que sale de la cafetera se desplaza por el aire a una velocidad superior a la del sonido, pues Danilo se presentaba en casa cuando la máquina apenas empezaba a gorgotear.
—Ya está hecho, pero quema como el sol
radiante, aunque seco no está —medio grito mientras él se quita las botas
embarradas y las deja fuera de la puerta.
—Lo sé. ¡Vaya un día! aunque en el fondo casi es mejor que esté nublado, los efluvios del estiércol se expanden con más
intensidad si hace sol—contesta mientras hace aparición en la cocina.
—Pero la mierda se seca más, pesa menos y en la pala se nota.
—¡Ya! Nunca llueve a gusto de
todos. ¿Es hoy cuando vienen los chicos a comer?
—Sí. Pensaba hacer arroz.
—¡Caldoso?
—¡No! —contesto y separo las
gafas empañadas lo justo para mirarle a los ojos de soslayo y que él aprecie el
ceño de los míos fruncido en todo su esplendor.
—¿De marisco?
—A los chicos no les gusta
el pescado.
No es que sus ojos
sonriesen porque los ojos no pueden sonreír, pero conozco muy bien a Danilo y
sus miradas: No alimentes el deseo de descargar tus malos humos con una buena riña porque hoy no te lo voy a permitir.
—¿De pollo y conejo?
—¿Y de que va a ser una paella, si no?
—Ten cuidado que a veces
queda seca…
—Creo que con un poco de
suerte lloverá.
—Quieres decir que si
llueve se te irá por fin la mala leche con la que has amanecido?
—Puede, pero me refería más
bien a que el arroz no quedará tan seco.
—Cariño, estás realmente insoportable,
pero que sepas que dos no discuten si uno no quiere.
¡Cómo me gusta eso de tener razón!, aunque estar en lo cierto no suaviza el abatimiento.
—Ahora mismo deberíamos de
estar en Casablanca Danilo, es más, hoy era el día de la excursión en camello a
una jaima del desierto para ver las estrellas por la noche y saborear un buen té.
—Aquí también podemos
ver estrellas.
—Sí, si llueve, la paella
queda caldosa, las nubes pesan menos y el viento se las lleva de una puta vez.
—¡Te estás volviendo muy mal
hablada Francesca!, desde que no vas a la oficina te estás embruteciendo.
—¡Será por el nuevo empleo
de pico y pala, Danilo! y no me toques los cojones que ya no soy una niña que puedas
engañar con tus zalamerías.
—No puedo tocarte lo que no
tienes Francesca, pero sí pedirte que pintes una sonrisa en esa cara, que te vistas con
prendas de colores y que esta noche, cuando se vayan los chicos, salgamos al
jardín cargados de cojines, que del té beduino me encargo yo —contesta, me besa
en la frente y me entrega una flor.
Lo bueno, es que por mucho
que le conozca, Danilo siempre me sorprende.
—Está bien, tú ganas, ¡arroz caldoso con bogavante! y al que no le guste que arree que nosotros esta
noche nos vamos de jaimas sobre las dunas que consigas cavar hoy.
Gracias, Paola, por participar con este relato en la XXV Edición del concurso de relatos dedicada a Tom Sharpe y su novela Wilt. Un abrazo y suerte!!
ResponderEliminarGracias a ti, David, por la oportunidad
EliminarAbrazos
Hola, Paola. Buena cintura la de este Danilo, no pierde la compostura y sabe calmar el mal genio de la parienta con temple y estilo. Así hasta la reclusión forzada puede, como en este caso, resultar llevadera y hasta con una original sorpresa.
ResponderEliminarSaludos y suerte 🖐
Hola JM
Eliminargracias por el comentario y suerte para ti también
Abrazos
Me ha encantado esa fina ironía con la que haces evolucionar esta intrigante parodia narrada con un gran dominio del lenguaje y sus contrastes descriptivos.
ResponderEliminarLa historia de inicio a fin tiene una estupenda estructura y donde se aprecia el ingenio y la elegancia para contarnos con naturalidad la vida cotidiana y los sueños venidos a menos, tras la pandemia, de una pareja de jubilados que sumidos en su frustración terminan por limar diferencias y encuentran el modo de reconciliarse entre esas curiosas «dunas» de su desierto particular.
Me lo he pasado genial leyéndote. ¡Buenísimo!
Un abrazo, querida Paola.
Hola Estrella
Eliminaragradezco el comentario tan detallado que me dedicas. Estimula y empuja a seguir adelante
Un abrazo
Paola, una buena historia traída a los días de hoy. Divertida y amena. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mamen
Eliminarme alegro de que te haya gustado. Gracias
Abrazos
Muy buen relato, toques tiernos y humorísticos por igual. Danilo se lee como un tipazo, espero que Francesca lo valore.¡Saludos!
ResponderEliminarHola Ana Piera
EliminarFrancesca lo valora, ¿cómo podría seguir sino a base de sopas por la noche?
Gracias y abrazos
Un relato muy agradable de leer, Paola, a medio camino entre la ironía y la ternura. Muy bien contada la rutina de esta pareja que trata de adaptarse a la nueva situación. Me ha encantado. Felicidades y mucha suerte.
ResponderEliminarHola Marta
EliminarGracias por tus palabras, m alegro de que te haya gustado
Abrazos
Hola, Paola. Muy divertida esta historia que nos has regalado, donde una pareja de jubilados tienen que adaptarse a esta "nueva normalidad". Como dice Ana, me ha gustado mucho la combinación que has hecho de elementos humorísticos con (sobre todo) esa parte final tan tierna. Un abrazo!
ResponderEliminarHola Beri
Eliminarlástima de nueva normalidad, a ver si acaba de una vez y volvemos a la vieja. Eso de "qué bien se vivía antes nunca ha estado mejor empleado.
Gracias y abrazos
Hola, Paola. A veces para la rutina un poco de pimienta y sal bien condimentadas no vienen mal, y tú lo sabes mostrar muy bien con tus diálogos de principio a fin de esta pareja bien avenida. Dotando a tu narración de un sutil humor y una ternura que no envejece nunca a pesar de los días grises y lluviosos que suele tener la vida. Me ha gustado tu relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Carles
Eliminarquizás sea ese el secreto de la vida, sal y pimienta para condimentar la rutina y un poco de ternura por si a caso!
Gracias y abrazos
¿Qué tal, Paola? Parece que la pandemia nos está marcando su sello y nos lo tomamos con naturalidad, como si toda la vida conviviéramos con ella y esto se plasma en relatos como este. Me ha gustado mucho el estilo y la forma de escribir. Has cumplido con los retos y el de la riña no ha sido tan grande como la de algunos otros relatos, además con reconciliación final. Me ha gustado. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Issan
EliminarYa cumplimos un año de este maldito asunto, es mucho tiempo y en algo se ha de notar.
Me alegro de que te haya gustado
Gracias y abrazos
Me gusta cómo va creciendo el texto en tensión narrativa y la naturalidad con la que lo haces. La ternura no tiene edad así que bien resuelta la tensión y con la dosis de humor que exigía el reto. ¡Enhorabuena y suerte!
ResponderEliminarHola Matilde
EliminarMuy reconfortantes tus palabras, me alegro de que te guste el relato
Gracias y abrazos
Me ha gustado mucho tu historia de amor. Ese giro argumental que como la tormenta, en un principio parecía que iba a descargar con rayos y centellas de una discusión fraguada a golpe de indirectas. Y más adelante escampa con rayos luminosos de amor eterno, construido con pequeño detalles cotidianos: Un arroz con bogavante, unas dunas artificiales, una sonrisa, una flor... y noche estrellada para dos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Francisco
Eliminara veces las tormentas son solo mucho ruido y pocas nueces y las riñas tontas deberían de acabar siempre así.
Me alegro de que te haya gustado
Gracias y abrazos
Me gusta mucho la estructura que propones, controlando la acción con un punto de vista narrativo muy bien ceñido, sin que se le escape en ningún momento a la narradora/personaje en primera persona. La progresión del relato es de nota, cambiando el ritmo de forma sutil a a vez que se introduce un cambio de léxico sin temblores. Una muestra muy sugerente es el cambio de la "caca de la cabra" a la "mierda se seca más y pesa menos" y como esa más. Muy bien mostrados los cambios en los los personajes y su relación con las situaciones ambientales y del contexto inmediato (referencias a los cierres por la pandemia, visita de los hijos, planes abandonados etc.). En resumen es una historia muy bien contada, con un toque humorístico de alto nivel con un aroma de sátira y sarcasmo propio de autores como T. Sharpe e incluso como Evelyn Waugh sobre todo en la presentación de Francesca. Supongo que "la bondad y el savoir faire de la autora real" en el último momento sirvieron para entrar con la manguera apagafuegos en el último momento, lo que EMDO tal vez enfríe la chispa del personaje narradora Francesca.
ResponderEliminarComo cuestión tiquismiquis : En el úlyimo párrafo : "al que no le guste que harree" si es el verbo arrear, sobra la hache.
Gracias por el relato. Un abrazo y haya salud
Hola Javier,
Eliminarmuy agradecida por un comentario tan extenso y particularizado.
Tienes razón en eso de que con la manguera he apagado la chispa de Francesca y soy consciente de haber dejado al lector sin los fuegos artificiales que cabía esperar. Fallo mío el de no haber sabido poner en los pensamientos de Francesca el tema del relato: una persona inteligente desinfla el globo cuando se da cuenta de que la riña no vale las consecuencias que conlleva.
A partir de ahora, arrearé sin H!!!
Un abrazo.
Hola, Paola.
ResponderEliminarHas creado un maravilloso ambiente, dentro de esa parsimonia, aburrimiento, de los sueños frustrados en los que convive tu protagonista. Se percibe el dulce humor de la pareja, palpándose el tiempo, la comprensión, y aunque existan pullas se ve que se entienden a las mil maravillas.
Muy tierno. Suerte.
Un abrazo.
Hola Irene
EliminarComprender a los demás y hacer que te comprendan, soportarse unos a otros y entender que cada día el sol sale de distinta forma para cada uno de nosotros.
Gracias por comentar y abrazos
Hola, Paola, buena la historia que nos dejas. Es algo distinta y original a la de la mayoría de los relatos de los otros compañeros. En ella, tiras más de narración, aunque es en la parte final, tiras de esos diálogos chispeantes que se te dan de maravilla. Ahí nos das una muestra de esa maestría junto con ese ese humor tan fino que gastas. Me ha encantado cómo resuelves el conflicto con la promesa picantona (pero dicha con mucha elegancia) y ese cambio en el menú, uno tan especifico que para los que vivimos en el levante español es como un ritual casi religioso.
ResponderEliminarFelicidades, me gustó mucho la propuesta.
Un abrazo y suerte.
Y es que una paella solo puede ser seca! Por favor, Pepe, díselo a Danilo y que se entere de una vez.
EliminarHola Pepe, agradezco el comentario, la verdad es que me ha llegado muy dentro.
Abrazos
Sonreí mucho, Paola por los días nublados, la comida de cuchara y sobre todo los documentales de la dos que le gustan a Danilo. Es todo un clásico que los que no ven la tele, o "presumen" que no la ven, solo los documentales de la 2.
ResponderEliminarPor lo menos la pareja que estrena jubilación no están encerrados en un pisito de cualquier ciudad. Dentro de lo que cabe, todo un privilegio vivir en una casa de campo.
Me encanta la sutil ironía tan inteligente del relato, evidenciando la diferencia de la pareja, y sin embargo, bajo esa capa de diferencia, subsiste la raíz del cariño que se tienen, o eso me parece.
Buen hacer de letras, abonado con una pizca de lirismo, mucho de estiércol, y sobre todo, buen humor.
Hay muy buenos aportes en este reto, pero el tuyo… ¡Ay el tuyo!, para aplaudir con todo el cuerpo. De diez y medio, Paola.
Hola Tara
ResponderEliminarSiempre me llevas la delantera, ahora que sé aplaudir con las orejas, me sales con estas!!!
Gracias por tu comentario y saber que has sonreído mucho es lo más importante para mí, eso intentaba conseguir, con este relato.
Gracias y abrazos
¿A quién no le gustan los documentales de la dos? A mí me gustan. Al igual que me he sentido muy agusto y entretenido con tu relato, me vería uno ahora mismo. Eso sí,nada de cuchara... ¿Qué te parece unas pizzas?
ResponderEliminarEse Danilo valía para el cuerpo diplomático, ... jajaja, como maneja la situación,... Chapeau!
ResponderEliminarMe ha encantado!
La vida en pareja no es fácil, en ocasiones cuando se vive más tiempo en el trabajo y entre tantas cosas la rutina agobia .. pero cuando llega la jubilación y ya deben estar en casa, allí iniciamos la verdadera convivencia.. allí se es cuando realmente el amor se pone a pruebas. Buen relato. Saludos cordiales desde Puerto La Cruz Anzoátegui Venezuela.
ResponderEliminarHola Paola, te leo por primera vez, me gustó mucho, un relato que me ha parecido muy bien medido, ves a los personajes de forma tan clara, esa tensión descargada en diálogos ocurrentes, y ese Danilo que bien sabe como manejar la situación, te dibuja una sonrisa en el rostro toda la escena, Bravo ¡¡ Saludos y suerte.
ResponderEliminarHola Paola. Has conseguido el equilibrio perfecto entre la relación real y unos diálogos de lo más divertidos. Es imposible no ver la conexión que existe entre nuestros dos protagonistas, y que lograrán ser felices a pesar de las nubes que a veces encapotan el horizonte.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Te deseo lo mejor en el concurso.
Un relato muy logrado, Paola. Al final lo mejor adaptarse a la situación, y si no se puede ir al desierto se monta la jaima en el jardín y se disfruta de las mismas estrellas.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho. Suerte.
Un abrazo.
HOla Paola, muy entretenido tu relato, describes el día a día de esa pareja tan fresca y con tanta naturalidad que haces su lectura muy amena.
ResponderEliminarAl final con un poco de imaginación tus protagonistas consiguen vivir aventuras dentro de su propio jardín. Tomar nota de esta idea es interesante. No hace falta ir muy lejos para pasarlo bien, todo es cuestión de imaginación.
Muy bueno tu relato
Un abrazo
Puri
Muy bonito... y divertido... Tienes notaza
ResponderEliminarHola, Paola: Re bonito tu relaro. Sñsituaciones y diálogos muy bien logrados, precisos y ágiles. ¡¡¡Este malhumor que nos plaga!!! Un abrazo.
ResponderEliminarHola Paola, qué bueno leerte con este punto de humor y palabrotas jaja, vaya como se las gasta ella, qué bueno, lo que hace el marisco, el diálogo no tiene desperdicio, hijos, comida, tierra, estiércol, meteorología. Divertido. Un abrazote.
ResponderEliminarPues me ha resultado una historia de lo más natural, humor incluido. La convivencia en tiempos de coronavirus no es para tirar cohetes. Tu relato tiene, como todos los tuyos, una gran carga de humanidad y esa pareja goza de esa humanidad que a todos nos atrapa. Me ha necantado.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gran relato ambientado en la atroz vida actual que nos toca vivir a todos y, como no podía quedar atrás, el hecho de que surgen problemas a raíz de esta situación. Pese a esto, has sabido darle el toque de humor necesario para el concurso, además de dotarlo de vitalidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Cómo entiendo lo de los días nublados y encima vivir confinados, eso influye en en el humor de Francesca y de cualquiera. Bueno de cualquiera no, ahí está Danilo ocupado con su terrero como si le fuera la vida en ello. ¡Qué buen relato! Se lee con fluidez, unos diálogos estupendos sonde los personajes quedan perfectamente perfilados en medio de esa rutina de vida y el final me ha encantado. Si es que con la propuesta de Danilo y la manera de presentársela, no hay Francesca que se resista.
ResponderEliminarUna abrazo.
La pandemia ha cambiado los planes de muchos, pobre la protagonista de este relato, que esperó toda su vida por este momento.
ResponderEliminarLo del huerto no es tan mala idea, me gustaría tener uno también, pero vivo en un departamento.
Lo bueno es que al final pudieron sacar algo positivo de todo aquello.
Buen relato, mucha suerte en el concurso.
Hola. Un bonito relato. La mujer se quejará pero al final ese hombre es un amor... Ay...
ResponderEliminar¡Un saludo y mucha suerte con el concurso!
Muy buen relato,Paola. La ironía y el sarcasmo impregnan un relato de alto nivel. Los días nublados ensombrecen aún más el encierro obligado, que enturbia los maravillosos planes que tenían para su jubilación. La reacción de Danilo, sorprendente y comprensivo , quizás despeje los nubarrones y luzca de nuevo ese sol tan necesario. Un abrazo y suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHola, Paola. No sé si viste que este relato está seleccionado para la antología en papel de cada año. Te envié un mail pidiéndote que me lo remitieras junto a una biografía literaria. Si quieres que aparezca ruego me lo remitas en breve. Un abrazo!
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