La tierra se tragó mi
pueblo el catorce de julio de 1938 y si tengo que ser sincera, la guerra empezó,
para mí, en ese preciso momento. Y es que, aunque ya no era una niña, vivía
inmersa en las nubes y con la cabeza llena de mariposas de colores.
María, sentada con la elegancia de una estrella de cine en la única silla de la sala, pasea la mirada sobre el grupo de jóvenes que llena la tribuna. La mujer deja de juguetear con la punta de su trenza canosa, levanta la cabeza y como si leyera un texto escrito en el aire, cuenta, con voz pausada:
Recuerdo que caminaba junto a un grupo de mujeres en busca de las trincheras republicanas. Avanzábamos rezando cada una lo que sabía, que era bien poco.
¡Pero qué demonios…!, oímos gritar, ¡os van a matar!
Las habíamos encontrado.
¡No me lo puedo creer!, repetía el soldado que tras salir de su escondite nos arrastraba al hoyo.
Se trataba del teniente de aquella división.
Entonces, la mayor de nosotras preguntó si la tarea para la cual habían requisado nuestros machos, el día anterior, había terminado.
El joven tenía una extraña forma de hablar, se mordía la lengua al pronunciar las palabras, ¡qué se hunda Sevilla enterita si he entendido, aunque sea solo una coma!, dijo y empezó a hacer espavientos con los brazos.
Los ojos de María brillan como los de una niña y no puede evitar esbozar
una sonrisa.
Como ninguna de las otras se decidía, hablé yo que, en aquellos
tiempos, como decía padre, era muy echada “pa lante”: señor,
dije, ayer bombardearon nuestro pueblo. Fuimos avisados con poco
tiempo y abandonamos Torás con los enseres que pudimos cargar en
los machos. Tomamos el camino de los Macianes que conduce a
Canales por detrás del frente republicano y al llegar al altiplano un
grupo de soldados nos paró. El que llevaba una gorra en forma de plato sacó un
papel que rezaba: Por la autoridad que me confiere la República y por
necesidad del ejército, confisco estas caballerías.
La verdad les digo que nos dejaron un caballo por no ser apto para los montes. El pobre Rodolfo. Murió de viejo, años después, entre los brazos de padre.
En ese momento sopesamos
hatillos, colchones, mantas y cacharros de cocina que yacían esparcidos por el
suelo y miramos al animal. Mucho había que dejar atrás si queríamos seguir
camino.
Pusimos entonces rumbo a los Corrales del Mas de Asensio para llevar allí
nuestras cosas en varios viajes y en los establos nos encontramos con gente del
pueblo que había corrido nuestra misma suerte. A la mañana siguiente las
mujeres fuimos en busca de nuestras bestias.
¡Ahora lo entiendo, alma mía, fue la respuesta del teniente, ¡decís machos a los caballos de tiro! Verás, por lo que cuentas, el que os paró fue un comisario de nuestro ejército y un pobre teniente sevillano como yo poco puede hacer al respecto, además, los machos, como tú los llamas, son vitales para nosotros. Lo siento de veras, miarma, nada puedo hacer por ti.
En el camino de vuelta las explosiones no daban tregua y, sobrevolando la Muela aparecían formaciones de aviones que descargaban bombas sobre las trincheras.
María cierra los ojos y junta sus manos huesudas.
No sabría decir si en esos momentos me afligía más la posibilidad de que mi Tono no volviera del frente o la certeza de que el fruto de los cuatro años de servir en Barcelona, mi preciado ajuar, se iba a ir al traste.
Todas mis posesiones
viajaban en aquellos dichosos hatillos. ¡Jesús!... recuerdo que los
escondí por los alrededores de los Corrales sin esperanza de volver a
encontrarlos. Creo que no he vuelto a derramar tantas lágrimas como en esos
momentos.
Pero lo peor vino después, cuando divisamos el campanario de Canales al atardecer de esa misma jornada. Y es que, viviendo en el pueblo, una se había enfrentado poco a la realidad de la guerra y más yo que, según madre, soñaba castillos en el aire con ojos abiertos.
Un hervidero de caballos de tiro entraba y salía por la parte trasera de la ciudad. Recuerdo esos gemidos helarme la sangre. Os aseguro que se me encogió el poco alma que me quedaba cuando entendí lo que ocurría. Los animales salían de vacío en dirección a las trincheras para volver a la ciudad cargados de muchachos como mi Tono a los que las bombas habían amputado brazos o piernas. Poco más que niños que llamaban a gritos a sus madres.
¡Qué os voy a contar! En ese momento todas mis mariposas emprendieron el vuelo y abrí los ojos a la realidad. Me olvidé de sábanas bordadas, de colchas, mantas, manteles y dejé de construir castillos en el aire. Y os puedo asegurar que desde el final de la guerra no ha pasado una sola noche en la que, al acostarme al lado de mi Tono, no me haya preguntado si la novia de aquel teniente sevillano que me salvó la vida, habrá corrido la misma suerte que tuve yo.
Conmovedor, Paola. Ando floja de lágrimas porque yo también me he metido con nuestra "guerra sucia", y remueve muchas cosas.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso. Un abrazo
Hola Juana
EliminarGracias por el comentario. En cuanto pueda me paso por el tuyo.
Saludos
Qué buen relato, Paola! Me ha gustado mucho el tono y la voz que das a la protagonista. Muy bien contado. Felicidades y mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHola Marta
EliminarMe alegro de que te haya gustado
Un abrazo
Hola Paola! A mí también me ha gustado mucho tu relato, con esos diálogos tan naturales y creíbles. Muy conmovedor el desenlace. Enhorabuena y mucha suerte. Un abrazo!
ResponderEliminarQué tal Beri
EliminarGracias por pasarte y suerte para tí también
Hermoso tu relato, Paola. Remarcada la emotividad por la sencillez de los diálogos, y el tono fatalista de los mismos. Un abrazo, y suerte en El Tintero.
ResponderEliminarHola Beba
EliminarEncantada de que te haya parecido emotivo
Gracias y un abrazo
Conmovedora historia y llena al mismo tiempo de recuerdos y costumbres de otros tiempos contados por la protagonista.Saludos desde Venezuela y suerte en el Tintero de Oro.
ResponderEliminarHola Raquel
EliminarGracias por pasarte desde un país tan maravilloso como el tuyo. Viví allí muchos años...
Un abrazo
Gracias a ti, por tus bellas palabras.Si Venezuela es una Tierra de Gracia como la describió Colón.
EliminarUn relato conmovedor, sobre todo al pensar que lo que se cuenta en él sucedió de verdad, aunque con miles de variantes tanto o más tormentosas. El empleo de la primera persona le da, además, un efecto más realista y vívido.
ResponderEliminarMe ha encantado, Paola.
Un abrazo.
Hola Josep
EliminarEcho en falta tus relatos pero vienes siempre a comentar...¿estás en huelga?
Gracias por tus palabras y recuerdos
¿En huelga? En absoluto; voy publicando con una periodicidad aproximadamente semanal, Tanto en "Retales de una vida" como en "Cuaderno de bitácora". Quizá lo que ocurre es que tu GPS te ha llevado por otros derroteros, ja,ja,ja.
EliminarSu contenido nos lleva a conocer las anécdotas grabadas en la memoria de su protagonista, testigo de la terrible guerra civil en España, quien además logró salvar su vida gracias a un teniente sevillano y vivir el resto de sus días junto a su amado Tono, que regresó con brazos y piernas amputados.
ResponderEliminarMe gusta que lo hayas escrito en primera persona y a través de una entrevista radiofónica, que lo hace más intrigante.
Un relato muy fluido y profundamente emotivo, adaptándose a dos de los requisitos del concurso y que también merece ser tenido en cuenta para estar entre los mejores.
Un abrazo, compañera Paola.
Hola Estrella
EliminarGracias por tus palabras, siempre me das muchos ánimos.
Un abrazo
Tienes la habilidad Paola de contar las historias a través de los diálogos de sus personajes, encajados perfectamente en el discurrir de la trama. En este caso has alternado diálogo y narrativa, lo que le da mayor consistencia al texto. Cumples de sobra la premisa de la convocatoria al narrar la guerra desde la perspectiva de la mujer protagonista, que cuenta una historia muy local de su propio entorno en el pueblo, pero que nos introduce de lleno en el frente y nos hace percibir la angustia de quienes en pocos días lo van perdiendo todo, incluso las vidas de sus seres queridos. En comparación a esto último, la protagonista relativiza las pérdidas materiales y da gracias de no haber perdido a su novio, al igual que tantas otras. Muy gráfica la escena final en la que se nos muestra el horror de la guerra con esos mozos descuartizados por las bombas. Gran trabajo. Mucha suerte en el Tintero.
ResponderEliminarHola JORGE, más que una cualidad es miedo escénico, si los que hablan son mis personajes hay menos peligro de aparecer en escena como la autora...
EliminarGracias y saludos
Me gusta el relato. Próximo, contundente y creíble la historia.
ResponderEliminarGracias Barry
EliminarJusto las tres cosas que he querido hacer. Me quedo satisfecha.
Un abrazo
Bueno, Paola... ¡Miarma! ¿Qué puedo decirte? Como sevillano, espero también que el teniente pudiera volver vivo de la crueldad de la guerra civil.
ResponderEliminarHas hecho un buen trabajo que seguro que tendrá su recompensa. Un abrazo enorme.
Ja jaja.
EliminarHola Bruno... así que eres sevillano!!! Con lo que me gusta tu tierra...
Gracias por tus palabras y saludos
Hola, Paola, por fin llego a tu relato. Qué bien te salen las historias contadas como si fueran un cotilleo, desde el comienzo que he ido más que leyendo oyendo la voz de la pobre mujer. Una historia dura, pero las de las guerras siempre lo sin, pero esta encierra una parte que no se ve, que tiene menos que ver pero que más sufre. Has elaborado un relato de una manera tal que me ha emocionado mucho. Felicidades.
ResponderEliminarMucha suerte y un abrazo.
Y que es la vida sino un cotilleo continuo? Por lo menos así lo veo yo.
EliminarMe alegro de que te haya emocionado, a veces, en las cosas pequeñas, del día a día está el truco.
Este relato no lo he querido hacer con humor por eso de la "etiqueta" pero si hubiese sido por mí...
Un abrazo
Un historia contada desde una entrevista y que me ha reflejado lo que han podido vivir esta mujer en la guerra. Suerte en el tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Mamen
EliminarGracias por tus palabras
Un abrazo
Al final, la guerra afecta a todos, hombres, mujeres y bestias, y aquellos acaban convertidos en estas. Hombres con el alma embrutecida y bestias reclutadas a la fuerza.
ResponderEliminarNos ofreces un entretenido y original relato de la guerra vista desde el presente, suavizando su dureza con toques de humor, a través de las imágenes imborrables, fijas para siempre en el cerebro de la protagonista.
Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo, Paola.
Gracias Paco
EliminarTienes razón, las guerras nos convierten en bestias.Y por desgracia pasa lo mismo con cualquier momento de crisis
Un abrazo
Un Relato impecable, Paola. Todos nuestros compañeros destaca el ingrediente de la emotividad, y tienen razón. Es una emotividad graduada por la distancia de los años; contado con mesura, con tristeza y con cierta serenidad.
ResponderEliminarLa voz del entrevistador perfecta, dando pie a las preguntas adecuadas para que la entrevistada se suelte, a su vez, vertebra el relato dando un respiro a la protagonista.
La autora no asoma su nariz por ningún resquicio, y en eso es algo que tengo que aprender de ti, Paola.
Además de los diálogos tan bien orquestados, el mundo gestual lo bordas, ej: el sonrojo, el jugueteo con la trenza…el joven mordiéndose la lengua al pronunciar las palabras…
Un lenguaje también muy de la época. Ej: cuando dice la mujer mayor lo de “nuestros machos”, hoy sería impensable ;)
Me ha gustado mucho que la labor de archivo no se coma la trama, queda oculto, como tiene que ser, encajando y fluyendo con naturalidad. La autora (una tal Paola) no hace alardes de conocimientos, los utiliza quedando ella en la sombra.
Desde luego es un trabajo bien hecho y de categoría ¡sí señora!
Un beso miarma
Hola Tara
EliminarGracias por tus palabras tan halagadoras.
Lo de conseguir mantenerme en la sombra se lo debo a los comentarios de DonKenall en los q tanto incide en ese punto.
Como le comento a Jorge Valin, mi truco es hacer hablar a los protagonistas y, por supuesto, no interrumpir.
Abrazos
Un relato en el que es destacable la presunta veracidad de los hechos, aunque estos se basen en recuerdos, lecturas o documentación de la autora.
ResponderEliminarlos personajes muy sentidos y de época. La figura del teniente sevillano muy evocadora, así como el papel de la protagonista narradora de unos hechos que tristemente unieron en desdicha a toda una nación.
Te felicito.
Documentación, Francisco.
ResponderEliminarGracias por comentar, me alegro de q te guste la figura del teniente sevillano.
Saludos
Buenas, Paola.
ResponderEliminarUn relato muy emotivo y lleno de sentimientos. Me ha gustado el toque que has dado jugando con las palabras, muy acertado.
Buen relato.
Nos leemos.
Un saludo.
Bravo Paola! Eres una inspiración por tu manera de dar voz a los personajes. Parece como si conociesemos de toda la vida a tu protagonista, una representate perfecta de aquel tiempo pero a la vez original y sobre todo entrañable. Tomo buena nota de como "desapareces" para dar voz solamente a los personajes.
ResponderEliminarUn abrazo compañera
Hola Araceli
EliminarAgradezco tu comentario, son ánimos para empezar la mañana...
Gracias y abrazos
Saludos Paola, me gustó mucho tu relato, una historia de vida narrada por su protagonista. Éxitos y bendiciones!
ResponderEliminarHola Paola, un buen trabajo, sí señor, la abuela cuenta la historia embutida en un diálogo narrado con total naturalidad. Los lugares, los momentos parecen reales y que seguro que lo son al menos has afinado en que así parezcan. Un abrazo
ResponderEliminarTe había dejado un comentario ayer pero ha desaparecido.
ResponderEliminarTe comentaba una vez más lo bien que te quedan los diálogos haciendo suyos el relato. La protagonista ha logrado integrarme en la trama, ya que la única memoria histórica (si así la puedo llamar) de la guerra que tengo es a través de libros o películas. Muy buena narración.
Dos besos Paola y mucha suerte.
Muy interesante tu relato y la forma en como lo escribes,con unos diálogos cargados de fuerza y realismo. La protagonista nos adentra con fuerza en su historia y nos hace sentir todo lo que no cuenta.
ResponderEliminarSuerte en el concurso
Un abrazo Paola
Puri
Sensacional!!! Todo lo que puedo decir, sería repetir lo ya comentado por los compañeros. Subrayo tus magníficos diálogos que tanto envidio y la capacidad de contar las historias a través de ellos. Todos tus relatos tienen tu sello inconfundible, algo difícil de conseguir. Saludos y suerte en el Tintero.
ResponderEliminarPaola, es un trabajo grandísimo el que has hecho, confieso que era mi preferido (y ya van unos cuántos de los tuyos)
ResponderEliminarEnhorabuena por tu puesto compañera. Un abrazo de los fuertes fuertes.
Gracias Isabel,
ResponderEliminaracabo de ver la entrada, con eso del virus se me había olvidado la fecha del desenlace...
Enhorabuena por tu Tintero,
Un abrazo, compañera...
Felicidades Paola por ese quinto puesto en el Tintero. Un abrazo!
ResponderEliminarEnhorabuena, Paola, por esa Mención al quinto puesto. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Hola, Paola! Te informo por si no has podido ver la entrada en El Tintero de Oro, este relato está seleccionado para ser incluido en la tercera antología de El Tintero de Oro.
ResponderEliminarMás info en el blog de El Tintero.
Un abrazo!!