Un texto entrañable, sin duda. Y si me lo permites, mientras leía la primera parte de tu relato, se me había ocurrido una pequeña maldad: que la protagonista de tu historia le hubiese pegado el sarampión a las antipáticas hijas de la ricachona. De este modo se vengaría de alguna posible afrenta pasada o futura. ; ) Un abrazo, Paola.
Por Dios, Paola, ¿qué pensarán de mí tus lectores al leer tu comentario? Igual se piensan que soy un ogro o un retorcido psicópata que disfruta haciendo perrerías a los personajes de ficción. Y puede que sea así, no seré yo quien lo niegue. Aunque duele admitirlo, la verdad. Es que, en el fondo, uno tiene su corazoncito, ¿sabes? Un abrazo. ; )
Pues déjalo en el fondo y sigue escribiendo como lo haces! Después de todo yo no diría que lo tuyo es maldad, es otra forma de ver las cosas...quizás, incluso, la más correcta. Si todos pensáramos como tú, la vida sería más divertida, más auténtica, pero para eso deberíamos de aprender a pensar libremente y eso...amigo mio...es muy difícil.
Un texto entrañable, sin duda. Y si me lo permites, mientras leía la primera parte de tu relato, se me había ocurrido una pequeña maldad: que la protagonista de tu historia le hubiese pegado el sarampión a las antipáticas hijas de la ricachona. De este modo se vengaría de alguna posible afrenta pasada o futura. ; )
ResponderEliminarUn abrazo, Paola.
Viniendo de ti no me extraña nada aunque creo que serías capaz de hacer cosas peores en este relato!
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario
Por Dios, Paola, ¿qué pensarán de mí tus lectores al leer tu comentario? Igual se piensan que soy un ogro o un retorcido psicópata que disfruta haciendo perrerías a los personajes de ficción. Y puede que sea así, no seré yo quien lo niegue. Aunque duele admitirlo, la verdad. Es que, en el fondo, uno tiene su corazoncito, ¿sabes? Un abrazo. ; )
ResponderEliminarPues déjalo en el fondo y sigue escribiendo como lo haces! Después de todo yo no diría que lo tuyo es maldad, es otra forma de ver las cosas...quizás, incluso, la más correcta. Si todos pensáramos como tú, la vida sería más divertida, más auténtica, pero para eso deberíamos de aprender a pensar libremente y eso...amigo mio...es muy difícil.
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