Le pedí que se dejara de milongas y que me lo
contara de una vez …
—Imagínate—me dijo tras apagar el cigarrillo—
Londres. Una mañana fría y lluviosa de
abril. Es viernes Santo y en el sótano de un edificio situado en el centro de
la ciudad, un grupo de jubilados, sucios y agotados, se desgañita para hacerse
entender por encima del ruido de una taladradora de alta resistencia, que no
para de perforar. Los diálogos, algo parecido a esto:
—¿Cuánto
llevamos ya? —pregunta Brian que se aparta cojeando después de ceder el taladro
al compañero — ¡Ya deberíamos de haberla atravesado!
—Nos pusimos a eso de las seis, ayer. Son las
siete de la mañana… ¡trece horas y tres botellas
de meaos!
—¡Oye, no jodas! —grita Billy el pescado
haciendo señas con la mano—, ¡y da gracias a que las he traído para no joderos
con mi incontinencia!
Esta última frase es un grito en el silencio
porque el taladro ha dejado de perforar y una luz roja avisa de que hay
problemas.
—¿Qué coño pasa ahora? —pregunta Brian.
—¡Tranquilo!, estoy en ello —contesta Terence
y saca el émbolo del agujero para introducir en él una linterna —¡Mierda! Parece
que hemos taladrado los cincuenta centímetros de hormigón para toparnos con una
chapa de metal.
—¡Me cago en sus muertos! Hemos dado con una
pared de las cajas fuertes—contesta Brian—. ¡Estamos jodidos! No traemos
herramientas para eso.
—¡Cómo que no traemos herramientas! —grita
Carl— ¿Hemos estado planeando el robo durante cuatro años y luego nos dejamos
los destornilladores?
—No necesitamos destornilladores y ¡deja de dar la brasa que
no estoy para bromas!
—¿Queréis decir que no vamos a poder abrir
las cajas?—protesta Daniel mientras simula dar cabezazos contra el muro.
—No sin la herramienta adecuada.
—¡Y de dónde la vamos a sacar?
—¡De una ferretería! —contesta Brian y se
acaricia la calva— cuando abran las tiendas compramos lo necesario y esta tarde
volvemos a entrar.
—¿Te has vuelto loco? —pregunta Terence y
deja de masajearse las piernas—, ¡nunca se ha visto cosa igual!
—¡Nadie ha tenido huevos para dar este golpe antes de ahora! Y de todos
modos no tenemos otra opción. Además, la suerte está de nuestro lado, éstos
idiotas se toman la Pascua en serio y hasta el lunes no van a volver.
Así me figuro el robo al Hitton Garden, y para
contarte el resto he decidido seguir los pasos de Brian que presenta una personalidad más compleja e
interesante que los demás integrantes del grupo. Verás porqué lo digo. El
hombre sube al autobús, llega a casa y saca una tarta de la nevera. Enciende y
apaga una vela que se encuentra incrustada
en su centro, la vela tiene forma de número, un “setentaycinco con mecha”. Se
come un trozo, se chupa los dedos y se
acuesta vestido. A las cuatro de la tarde, después de realizar el mismo recorrido
en bus, pero en dirección contraria, se reúne con los compinches que le esperan
en la parada.
El grupo se dirige calle abajo, los hombres se
mantienen en silencio y caminan con las manos en los bolsillos. Carl lleva la
bolsa con las herramientas necesarias colgada del hombro. Un tipo que se
encuentra al volante de una furgoneta
aparcada en las inmediaciones, saluda con un movimiento de cabeza mientras los
hombres entran en el portal. Suben a la segunda planta y bloquean el ascensor,
bajan por su hueco hasta el sótano, sede de la caja acorazada de joyeros de la
ciudad, y, tras volver a poner en marcha el elevador, se ponen a la tarea.
El ruido es espantoso pero comparado con el
que habían hecho la noche anterior, no supone un problema. Se sustituyen unos a
otros en la máquina, sudan, maldicen, devoran emparedados de pasta de cacahuete
y beben chocolate de un termo que ha preparado Daniel.
A las seis de la mañana del domingo, el grupo
de jubilados sale de allí con un alijo valorado en 18 millones de euros en
bolsas de basura con ruedas.
Podría funcionar aunque falte la chica, dije cuando
terminó de relatar, pero me esperaba otra cosa, ya sabes, por el título…
—Lo sé, pero es el alma de la historia, la
energía vital que no entiende de edad, de profesión ni de colores de piel.
Aún me quedan retoques que hacer
para cuadrarlo en el guion, pero ese
título, ¡por mis muertos que no lo va a cambiar nadie!
De casualidad te encontré contigo Me gusta tu blog ,el formato lo que escribes
ResponderEliminarvolveré ... sin lugar a dudas....
Gracias, Recomenzar
EliminarEsta es tu casa...