Laura, zapatos en mano, entra en casa, cierra la puerta y sin encender la luz queda en expectativa. No hace falta tener buen oído para escuchar los jadeos y lamentos que provienen del cuarto que comparte con Julia. Al parecer, la última conquista de su amiga no tenía intención de marcharse.
Cansada pero tranquila por encontrarse al fin en su dulce morada, Laura localiza manta, móvil y cascos y a oscuras, se acomoda en el sofá.
Acunada, a través de los auriculares, por el trinar de pájaros exóticos mezclado con el cascabeleo de unas gotas de agua, Laura se deja llevar suavemente al mundo de los sueños.
La despierta la caricia de un rayo de sol en la cara. Es un espléndido domingo de enero. Laura sonríe como el que sabe que va a disfrutar de un día inolvidable. Se levanta, va al baño y en el espejo descubre un mensaje escrito con letras rojas:
Seguro que te alegras de no haber encendido la luz anoche
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Si es que el peligro está donde menos se sospecha. Una situación invertida, primero nos tensas y cuando tus lectores nos relajamos ¡zas!
ResponderEliminarMás aplausos orejiles.
Ya se sabe que el terror yace en la oscuridad, pero se manifiesta con la luz, así que Laura se ahorró un mal trago, je, je.
ResponderEliminarMuy buena historia de miedo.
Un abrazo.
¡Hola, Paola! Vuelvo a poner el enlace una vez has republicado el relato. Me encantó esta versión de una leyenda urbana clásica, de esas perturbadoras que nos advierten de lo cerca que estamos en ocasiones de la tragedia sin que seamos conscientes. Un abrazo
ResponderEliminarPD Estoy preparando la antología en papel de los relatos de la temporada pasada, no sé si te llegaron los mails, si quieres que aparezca en ella tus Aires de tormenta, pásamelo revisado junto a una biografía antes de que acabe el mes. Un abrazo!!
Tremendo relato, Paola. Qué bien has dado la vuelta a la historia en esa última frase. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarOh, no me espera el final! Sorprendente. En tan solo un párrafo hemos pasado de un tranquilo despertar al terror máximo. Enhorabuena. Me ha encantado. Saludos.
ResponderEliminarUna voz narrativa que no pierde tiempo es la gran aliada de cualquier lector agradecido. El cuento que presentas lo borda. Y es que hablando de cuentos, el tema está presente ya en la primera fase y va como una flecha hasta la última. Así funciona y el lector lo sabe y lo agradece. Un gran trabajo, estimada Paola. Un abrazo
ResponderEliminarUn auténtico placer leerte. Un relato magnífico. Abrazos
ResponderEliminarEn este caso, se libró por los pelos la protagonista. Buen aporte al reto. Saludos.
ResponderEliminarBrutal, Paola. La suerte ha sonreído en esta ocasión a Laura, aunque Julia no puede decir lo mismo.
ResponderEliminarBuen trabajo el tuyo, compañera. Brutal, como te digo. Un giro de tuerca final inesperado.
Un saludo.
Quedan muchos interrogantes.... de quien es la sangre, quien escribió la nota?
ResponderEliminarterrorifico y bien narrado
La nota no es mucho consuelo, porque el cisco está en la habitación, pero al menos ha dormido plácidamente y contenta de que al salir quien sea de la habitación no hubiera hecho lo mismo con ella. Estupendo micro. Un abrazo.
ResponderEliminarMe seduce tal texto porque me recuerda a la especialidad de terror de los años ´70 del conspicuo "Giallo" italiano [¡Lo cierto es que adoro la especialidad del terror literario!] La protagonista amará de por vida, haber tomado la decisión de no ser curiosa. Ella, afortunadamente, no es como el gato, 💚
ResponderEliminarAlgo al parecer inocente, de rutina, acaba siendo escalofriante. Buenísimo!
ResponderEliminarA mi parecer, la ambigüedad respecto a la víctima en el relato está magistralmente utilizada lo que facilita la identificación de cualquiera de los lectores con el sacrificado. Muy buen relato. Me ha gustado.
ResponderEliminarUn abrazo. Carles Leo.
Nunca te cansas de leer, aunque sea una y otra vez, una uena leyenda urbana que, aunque sea muy conocida, este tan ambientada como esta. Buen relato, un saludo!
ResponderEliminarHola Paola. Que poco le faltó a Laura para acabar como Julia, sólo la suerte y su discreción la salvaron de su mismo final. Debe ser aterrador rondar tan cerca a la muerte y poder contarlo. El asesino sin duda tenía mucho afán de protagonismo al dejar la nota en el espejo. Buen relato. Un abrazo.
ResponderEliminarQue buen micro, seguro que algún caso de ese estilo se ha dado. Me gusta como lo cuentas, entramos en el piso con Laura y cada uno dibujamos un salón y un sofá a nuestra medida, lo demás da más miedo.
ResponderEliminarUn saludo.
Creo que la última conquista , fue la que se cargo
ResponderEliminara la compañera de piso , lo que no se como le va a ir a la pobre ,jajajajaj
muy buen micro , saludos de flor.
Vaya, Paula, me has dejado con un nudo en el estómago. Muy bueno, sí señor. A partir de ahora, vendrán las fobias por los interruptores, je, je.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola Paula, un micro de contenido mayormente relajante, pero con un impactante y escalofriante final.
ResponderEliminarSin desperdicios, excelentemente narrado. Grata semana.
Hola, Paola. Un asesino considerado, solo las mata bien despiertas para que se enteren de todo. Solo falto en el mensaje la postada de que ella seria la siguiente. Saludos 🖐🏼
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